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Elena Poniatowska asegura que el “MeToo se pasa de tueste”

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Elena Poniatowska, primera escritora mexicana consagrada con el Premio Cervantes en 2013 y dueña de una brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa, pero también en su dedicación ejemplar al periodismo, fue quien puso el dedo en la llaga esta semana, cuando relacionó al movimiento #MeToo con la muerte del músico mexicano Armando Vega Gil, además, autor de libros juveniles e infantiles, que se suicidó el lunes pasado tras haber sido acusado de un presunto abuso sexual a una chica de 13 años, que la propia autora calificó como una falsedad.    

Impactada por la muerte del músico, Poniatowska lanzó en su cuenta oficial de twitter una serie de tuits y llegó a decir que el movimiento #Me too “se pasa de tueste”. Estos mensajes desencadenaron una oleada de reacciones, a favor y en contra, incluso de quienes pusieron en duda en términos muy duros su apoyo a la causa feminista, de la que la autora se siente parte, y manifestaron sentirse decepcionados tras sus declaraciones. 

La autora opinó que las acusaciones de acoso sexual “a tontas y locas” pueden “lastimar el buen nombre de un hombre perfectamente honesto”, refiriéndose al bajista de la agrupación Botellita de Jerez que se mató a raíz de la denuncia en su contra. Y también expresó a sus seguidores que “le dolía” el suicidio de Vega.  

Poniatowska deja entrever que, si bien al principio, las denuncias de las mujeres fueron vistas como un mecanismo liberador para subvertir la impunidad que impera en la mayoría de los casos, en otros han derivado en un linchamiento mediático. Y se hizo eco en su timeline un artículo de la periodista de La Jornada, Blanche Petrich, sobre el tema en el que ésta admitía públicamente: “Quiero decirlo, ya no solo pensarlo y repensarlo día y noche.

El movimiento #MeToo me perturbó. Primero me cautivó, me emocionó. Pensé en todas esas chavitas que me causan admiración (…) Encontré entre las narrativas dolorosas y los rasgos de vidas lastimadas por el abuso líneas valientes, reacciones de solidaridad, relatos indignantes y expresiones liberadoras.

Y también muchos textos incongruentes, palabras que no tenían el timbre de la sinceridad, relatos que confundían maltrato laboral con abuso sexual. Me pareció que muchas veces se confundían torpes e indeseados intentos de seducción con acoso, relaciones de pareja tóxicas con violaciones.

Hubo denuncias con sabor a mentira, a exageración, a morbo, a revancha. A ratos #MeToo parecía un tribunal sumario, histérico, acrítico. Sé que a mí también me mandará a la hoguera ese coro de voces que bajo la fórmula de la solidaridad repite sin mucha reflexión: #Yotecreo.”   

A ese caballo se subió Poniatowska, que al mismo tiempo citó en uno de sus tuits a la feminista Marta Lamas, quien dijo, tiene razón “al decir que nos equivocamos al dar cabida a denuncias anónimas” para concluir, al final en que “el movimiento #MeYoo ha llegado demasiado lejos”.

Fuente: Clarín

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