Con sus 1.48 metros de estatura y
orgullosa de ser indígena, la diputada Irma Juan Carlos se atreve a poner las
manos al fuego por el presidente Andrés Manuel López Obrador como un hombre
sincero, sencillo y honesto que va a sacar al país adelante.
Se presume como chinanteca, grupo étnico
de Oaxaca, reconoce que ha sufrido discriminación, incluso en la propia Cámara
de Diputados, donde un legislador o legisladora de “doble moral”, le gritó
“Cleo”, personaje de una trabajadora doméstica indígena de la película Roma.
“Muchas veces sufrí de discriminación
por ser indígena, hasta te acostumbras … no yendo muy lejos aquí, cuando
hemos protestado, alguien, por eso digo que hay gente con doble moral, no
quiero decir la fracción parlamentaria, en alusión a la película Roma me
dijeron Cleo”.
La presidenta de la Comisión de Pueblos
Indígenas reconoce que a estas alturas que le digan india le da risa… “antes
ese tipo de comentarios lograban impactar negativamente, me bajaban el ánimo,
pero ahora no me afectan”.
A sus 41 años de edad, la legisladora de
Morena reconoce que de niña no soñaba con tener una profesión en específico,
sólo lograr estudiar.
“En mi comunidad sólo había escuela
hasta segundo año de primaria”.
A los nueve años de edad abandonó su
hogar para poder continuar sus estudios. Con becas se ayudó para concluir la
preparatoria, la licenciatura y su maestría.
Es bióloga, tiene la maestría en
Ciencias por el Centro Agronómico Tropical de Investigación de Enseñanza Costa
Rica.
Soltera, con un fuerte compromiso con la
lucha social, aclara que su candidatura para ocupar una curul no fue de
“tómbola “sino de un fuerte proceso interno”.
A los 19 años de edad, Irma Juan Carlos
se unió a los movimientos políticos. Corría el año 2000 cuando apoyó la
candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas y a partir de 2006 empezó a
caminar con el proyecto de López Obrador.
Con gusto a la lectura científica y las
noticias para estar informada pinta su raya de ser considerada como política y
argumenta: “no quiero ser política porque están catalogados como
mentirosos, ladrones, insensibles…”.
No ambiciona seguir en estos espacios
públicos, pero aclara que “si el pueblo me lo pide tal vez, pero yo lo veo muy
difícil porque no pienso vivir en una pelea de esas que se viven en los
partidos para continuar en los cargos”.
“Mi participación en la política no se
debe porque yo haya aspirado algún día ser electa a algún cargo popular, porque
tradicionalmente veíamos a los mismos de siempre, a los que tienen dinero, a
los hijos de grandes políticos que son renombrados en la zona, entonces jamás
en mi mente pasó ser diputada federal”.
Forjada por su propio esfuerzo, recuerda
que su mundo era el campo, sembrar el maíz, calabazas, jugar con lo que
encontraban en los montes ni hablar el castellano sabía.
“Del exterior no sabes mucho, en mi
comunidad indígena tenía que caminar de tres a cuatro horas para tomar el
primer autobús”.
La bióloga, quien cocina y conoce todo
el proceso de nixtamal para hacer tortillas en comal, asegura que el presidente
López Obrador es un hombre sincero, sencillo y honesto que llega con todas las
ganas de ayudar al país para que salga adelante.
Por ello, advierte que las bancadas
opositoras no tienen calidad moral para criticar al gobierno de la Cuarta
Transformación, mucho menos cuando apenas tiene cuatro meses de ejercicio en el
poder.