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Sargazo, oportunidad de negocio para emprendedores

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En los últimos 5 años el sargazo ha pintado ‘de café’ las fotografías paradisíacas del Caribe mexicano, convirtiéndose en un problema con el que conviven hoteleros y turistas.

Su presencia excesiva en las playas de Quintana Roo representó un costo de más de 5 mil 200 millones de pesos en 2018, y en 2019 se estima que el Estado gastará alrededor de 100 millones de pesos mensuales para atender el problema, alertó Pedro Zapata, vicepresidente de Oceana México, organización internacional que trabaja por la conservación de los océanos.

Sin embargo, lo que es un problema para ciertos sectores, para emprendedores como Sargánico, Renovare, Salgax y Bioremar, significó una oportunidad de negocio.

“Sargánico”

Sargánico produce libretas escolares con dos kilos de sargazo y papel reciclado y sus artículos estarán presentes en el regreso a clases de escuelas privadas de Playa del Carmen, Cancún y Ciudad de México, pues trabajan en su orden personalizada, adelantó Victoria Morfín, directora general de la empresa.

La firma nació hace un año cuando Victoria, de 18 años, y su mamá del mismo nombre caminaban por las playas de Quintana Roo y vieron la cantidad de sargazo que había, por lo que pensaron que podrían usarlo para producir papel reciclado.

Hace unos meses llegaron a una alianza con Grupo Regio, que les puso la infraestructura para poder crecer el negocio. 

Con la nueva planta a la que se mudaron hace cinco meses, aumentaron su producción de mil 500 a 10 mil pliegos semanales, y pasaron de ocupar 250 a poco más de mil kilos semanales de sargazo.

Además de libretas, Sargánico hace cajas decorativas, folders y otros productos de papelería que venden a los hoteles del Caribe y en comercio electrónico.

Renovare “pisa fuerte”

Cada par de choclos y botas de la empresa mexicana Renovare, evitan que 5 botellas de plástico lleguen al océano, además de utilizan 100 gramos de sargazo.

El costo de un par de zapatos ronda los mil 500 pesos, pero la firma trabaja en innovaciones para sacar diferentes colecciones que puedan estar disponible para todos los bolsillos, adelantó el fundador de Renovare, Jorge Castro, quien tiene en la sangre a la industria del calzado, pues nació en Guanajuato y es a lo que se dedica su familia.

“Desde niño busqué reutilizar lo que había a mi alrededor, a los 21 años empecé a trabajar el sueño, pasaron años de prueba y error hasta que en 2016 lanzamos los primeros zapatos ecológicos”, relató.

La producción anual ronda los 800 pares y su canal de venta se concentra en el comercio electrónico, aunque dijo que están en conversaciones con una importante tienda departamental.

Además, prevé aumentar su presencia en otras naciones para 2020, pues están en pláticas con Estados Unidos, Canadá, Panamá, Haití, República Dominicana y Alemania.

Salgax negocio “fértil”

Guadalupe Dayre y Mauricio Gómez son un matrimonio de biólogos marinos desempleados que, luego de reparar en las cualidades de las algas, decidieron comenzar a experimentar con el sargazo con tan solo 500 pesos de inversión.

Salgax nació en 2015, su primer producto fue un fertilizante con versión para jardín y para campo, los cuales comercializan vía online y con distribuidores autorizados en Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Veracruz, Oaxaca, Ciudad de México, Cuernavaca y Chiapas.

“Hacemos fertilizantes líquidos foliares, tenemos prototipos de un nutriente capilar, el barniz para maderas, entre otros. En cinco años nos vemos como una empresa líder en la biotecnología marina en México, con altas ventas de varios de nuestros productos, así como nuevos proyectos no sólo del sargazo”, afirmó en un correo electrónico Mauricio Gómez.

Bioremar con energía 

Lourdes Cauich, Rosa Canul y Alexis Pat son tres jóvenes mexicanos que bajo la asesoría de su profesor Josué Cutz, dejaron atrás las fiestas, los viajes y reuniones familiares para desarrollar biodiésel con uso de sargazo, sosa cáustica, alcohol y otro par de ingredientes.

“Éramos mucho de viajar y empezamos a ver la problemática, el asesor nos dijo que había una probabilidad, la curiosidad nos empujó”, relató Cauich.

La investigación para producir biodiésel les tomó cuatro años y concluyó en 2017. 

Desde entonces venden el biodiésel en pequeñas cantidades vía online, pues se han concentrado en terminar la universidad.

“Venderlo ha sido la limitante, sí ha habido interés por empresarios, pero todavía no tenemos la capacidad, el próximo año nos graduamos y ya estamos en el proceso de adquirir los recursos para tener una planta y producir a mayor escala”, adelantó Cauich. 

La planta planean instalarla cerca de Playa del Carmen o Tulum, donde han encontrado mayor oferta de sargazo.

Fuente: ElFinanciero

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